A un consumidor responsable nunca le abandona ese temor a que le den, como se suele decir, gato por liebre. Lo entendemos, aunque hoy día pocas empresas productoras y distribuidoras se arriesgan a engañar a nadie al comprar un jamón ibérico: la práctica se difundiría rápidamente y el impacto podría ser letal para su viabilidad.
Hay que saber en quién confiar, pero también entender que solo un consumidor bien informado puede ser exigente. Y, por extensión, comprar lo mejor al mejor precio.
Cómo comprar un jamón ibérico
Conocer los tipos, entender el etiquetado y fijarse bien en los detalles, así resumimos las prácticas a emplear al comprar un jamón ibérico. Lo vemos con detalle.
1. Distingue los tipos
En función de su elaboración, el jamón puede ser de tres variedades: ibérico, de cerdo blanco o Duroc. Nos centramos en el ibérico, donde también hay varias subvariedades dependiendo de cómo se ha alimentado el cerdo en su última fase de engorde.
El cerdo que da el jamón ibérico de bellota es el que se ha alimentado de forma exclusiva del fruto, junto a otras hierbas y recursos disponibles en la dehesa. El de cebo de campo se ha criado en una granja o superficie abierta a base de pienso y, en menor medida, en la dehesa en libertad. El cerdo del jamón ibérico de cebo, por su parte, se ha criado enteramente en una granja y solo de pienso, sin libertad.
2. Fíjate en la etiqueta y el precinto
La etiqueta de la pieza te debe dar toda la información al comprar tu jamón ibérico Manchenieto. En primer lugar conocerás de dónde se ha extraído, si de las patas traseras (jamón) o de las delanteras (paleta). Hay diferencia de forma, pero lo más evidente es el peso.
A continuación te indicará de que subvariedad es el jamón, atendiendo a la crianza y en los términos comentados más arriba. Y después debe señalar la pureza: 100% ibérico, pureza del 75% y pureza del 50%. Esto último hace referencia a la cuestión de la sangre.
También ofrece pistas el color del precinto, que puede ser negro, rojo, verde o blanco. Hablamos, respectivamente, de cerdos de bellota 100% ibéricos, bellota ibéricos, cebo de campo ibéricos y cebo ibéricos.
3. Activa las prácticas de consumidor responsable
Considerando lo anterior, debes fijate en que el jamón tenga precinto, y en que su color se corresponde con la información que aparece en la etiqueta. Como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) la denominación “recebo” es antigua, y su uso no está autorizado.
Recuerda que el hueso de la pata del jamón ibérico es más largo que en el jamón blanco, y está más estilizada. Además, la pezuña suele tener un color más oscuro, y es habitual el goteo producido por fundición de la grasa, sobre todo en los jamones de bellota.
A la hora de comprar un jamón ibérico, Manchenieto o de cualquier otra marca, además de saber interpretar la información debes actuar con sentido común: huye de las ofertas demasiado suculentas. Recurriendo nuevamente al refranero español, nadie da duros a pesetas.