Los embutidos cortados y envasados al vacío mantienen intactas todas sus propiedades nutricionales, de sabor y organolépticas: olor, textura… Consumir estos productos es bastante cómodo porque implica menos esfuerzo, pero obliga a seguir una dinámica de hábitos muy medida, pues el objetivo es sacar el máximo partido a los embutidos.
¿Cómo deben consumirse?
Un primer consejo sobre embutidos cortados y envasados al vacío es que deben mantenerse a una temperatura de entre 0 y 7 grados, para que el interior no se altere por ningún motivo. Esto mientras los paquetes permanezcan cerrados.
Si no pueden estar en frío, porque vamos a alguna excursión o por cualquier otro motivo, lo ideal es que estén en lugares frescos y secos, alejados de la incidencia de los rayos de sol.
Una vez se abren los sobres hay que dejarlos orear, reposar, aproximadamente 15 minutos. De este modo se van desprendiendo los olores y los sabores. A su vez, al eliminar el vacío se pierde esa ligazón al paquete. Cuanto más tiempo pase, más cómodo será retirar las lonchas del paquete.
Otro punto interesante es consumir todo el embutido en el momento, aunque si esto no es posible, seguirá estando en perfecto estado hasta 15 días después de abierto si se guarda en el frigorífico.
El mejor modo de tomar embutidos ibéricos cortados y envasados es retirarlos del envase cuando pasen 15 minutos desde su salida del frigorífico y colocarlos en una fuente o plato.
¿Qué acciones están desaconsejadas?
Los embutidos ibéricos, y también el jamón, no deben introducirse en agua caliente ni en el microondas para acelerar su consumo. Al igual, tampoco han de pasar por el congelador, aunque existe alguna excepción para mujeres embarazadas con el jamón.
Estas actuaciones van a generar una pérdida de calidad del producto, especialmente en el aspecto organoléptica: sabor, textura y olor.